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“VIVIR CON UN PROPOSITO EN EL CORAZON”

“VIVIR CON UN PROPOSITO EN EL CORAZON”

“Dios bendice a los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”.
(Mateo 5:6)

Sin duda recordamos la historia. Nabuconodosor había conquistado Judá y muchos hombres, mujeres y niños fueron llevados cautivos, incluyendo a Daniel y sus tres jóvenes amigos. No sabemos que edad tenian pero pudo ser que fueran adolescentes. Habían sido criados por padres temerosos de DIOS, que con toda seguridad oraban por ellos.
El rey le pidío al funcionario encargado de los jóvenes que les sirvieran de los mismos alimentos que llenaban la mesa del rey. Estaba convencido de que les hacía un favor, pero muchos de los alimentos eran puros y no aptos para comer. Tambien había vino.
“Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidío, por tanto, al jefe de los eunucos que no le obligara a contaminarse”
(Daniel 1:8)

No podemos pedirle a DIOS que haga algo por nosotros, si nosotros mismos no estamos dispuestos a hacerlo. Por eso JESÚS dijo que la justicia solo puede alcanzar a los que tienen hambre y ser de ella. Nunca se está demasiado hambriento y sediento de justicia. Tampoco podemos decir que alguna vez hayamos sido plenamente saciados.
Sin embargo, podemos ser volubles y cambiar de opinión. Tal vez un día resistimos la tentación y al día siguiente caemos en ella. Unas veces nos importa y otras no, por lo que no le pedimos a DIOS que nos proporcione Su justicia. Por esta razón, nos vendría bien aplicar en nuestra vida el conocido texto biblico:

“Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla. Cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios, y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro”.
(Santiago 1:5-6)

Aveces podemos aparentar que somos justos, pero en nuestro corazón sabemos que no es así. Los que tienen hambre y sed de justicia no se conforman con una mera apariencia de justicia para impresionar a los demás; antes bien han decidido no contaminarse con las cosas de este mundo. Rechazan todo lo que pueda apartarlos de la justicia prometida de DIOS.

Amado PADRE, te pedimos, te rogamos, que siempre el ESPÍRITU SANTO despierte en nosotros el hambre por ti. Solo Tu puedes satisfacer el hambre y la sed de justicia. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.