Close

“GRANDIOSO ES SU PODER”

“GRANDIOSO ES SU PODER”

“¡Canten alegres al Señor, habitantes de toda la tierra! ¡Sirvan al Señor con alegría! ¡Vengan a su presencia con regocijo! Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y de él somos. Somos su pueblo. ¡Somos las ovejas de su prado! Entremos por sus puertas y por sus atrios con alabanzas y con acción de gracias; ¡alabémosle, bendigamos su nombre! ¡El Señor es bueno! ¡Su misericordia es eterna! ¡Su verdad permanece para siempre!”
(Salmos 100:1‭-‬5)

El Salmo 100 es como una obra de arte que nos ayuda a honrar a nuestro DIOS invisible. Aunque el objeto de la adoración no puede verse, su pueblo lo da a conocer.

Imagina al artista, con paleta y pinceles, plasmando las coloridas palabras de este salmo sobre su tela, y lo que se devela ante nuestro ojos es un mundo, “habitantes de toda la tierra”, que cantan gozosos al SEÑOR.

Gozosos porque DIOS se deleita en redimirnos de la muerte. Por eso, JESÚS soportó la cruz: “por el gozo puesto delante de él” (Hebreos 12:2)

Mientras nuestros ojos recorren la tela, podemos ver un coro mundial innumerable que canta “con alegría” y “con regocijo”.
El corazón de nuestro PADRE CELESTIAL se siente complacido cuando su pueblo lo adora por lo que Él es y lo que ha hecho.

Luego, nos vemos nosotros, su pueblo, como polvo en las manos de nuestro CREADOR y ovejas en pastos verdes. Tenemos un Pastor que nos ama.

Por último, vemos la maravillosa morada del SEÑOR y las puertas a través de las cuales entran en su presencia los redimidos, mientras le dan gracias y lo alaban . Qué gran cuadro inspirado por un DIOS bueno, amoroso y fiel.

Recuerda, cuando entendemos la grandeza del SEÑOR, lo infinito de Su amor y lo perfecto de Su misericordia, podemos comenzar a caminar con Él y vivir en su majestad, reconociendo y honrando Su presencia en nuestras vidas y sirviéndole y glorificándole en cada paso que damos.

Amado SEÑOR, concédeme la sabiduría para conducirme siempre por Tus caminos, de manera que merezca vivir en tu grandeza y disfrutar de Tu misericordia y amor, que no poseen fin. Dame fuerzas para no decaer y servirte siempre con fidelidad y gratitud, de todo corazón. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.