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“EN QUÉ FORMA ESTÁS”

“EN QUÉ FORMA ESTÁS”

“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.
(2 Corintios 4:16)

Las vasijas de barro de todas formas y tamaños eran utensilios valiosos en los hogares de la antigüedad. Nuestros antepasados usaban grandes tinajas para almacenar agua y aceite; empleaban cántaros para acarrear agua y frascos de terracota para guardar perfumes.

Las vasijas de barro para almacenamiento se llenaban de granos y otros alimentos. Las amas de casa usaban cazuelas de barro para cocinar. En las comidas, usaban utensilios de barro como platos y tazones. En la noche iluminaban las casas con lámparas de barro.

Los alfareros que fabricaban estos utensilios tan necesarios eran parte muy importante de a economía de los antiguos pueblos y ciudades.

Un alfarero moderno describió así su artesanía:

Mis dos manos dieron forma a esta vasija. Y el lugar en el que se forma en realidad es uno de tensión entre la presión aplicada en el exterior y la presión de la mano del interior. Así ha sido mi vida. Tristeza, muerte e infortunio y el amor de los amigos y todas las cosas que me han sucedido en la vida que ni siquiera elegí. Todas influyeron en mi vida. Sin embargo, hay cosas que creo tengo dentro de mí: mi fe en DIOS y el amor de algunos amigos que actuaron en mí.

Mi vida, al igual que esta vasija, es el resultado de lo que ocurrió en el exterior y de lo que sucede en el interior de mi vida. La vida, como esta vasija, se forma en lugares de tensión.

A lo largo del día quizá nos sintamos regulados por el estrés, abrumados por las responsabilidades y presionados por los retos que nos acosan desde el exterior. Sin la fortaleza de espíritu en nuestro interior, que el SEÑOR nos llama a tener, anclados en nuestra fe y fieles a Su promesa de renovada misericordia, cada día, esas dificultades nos llevarán al derrumbe bajo presión externa.

Durante el descanso, alimenta tu espíritu con las Escrituras, reflexiona en ellas y que sus verdades penetren en tu corazón y de allí se hagan realidad en la cobducción diaria de tu vida. Esto te mantendrá fuerte, renovado y restaurado por dentro, en CRISTO. Puedes responder con fortaleza interior y creatividad a lo que de otra manera te derrotaría.

Recuerda, El SEÑOR cuida de nuestra vida interior y nos da las fuerzas que necesitamos para convertirnos en un instrumento útil a sus propósitos, siempre que renunciemos a lo que antes eramos, dejando que “El hombre exterior” apegado al mundo se desgaste para que demos un paso cada día, de todo corazón, a convertirnos en su nueva y maravillosa creación.

Amado SEÑOR, permíteme ver las tribulaciones como el medio de curtir y fortalecer mi fe, y recuérdame que ante ellas, Te encuentras cerca de Tus hijos proveyéndolos de Tu fuerza para sortear cada obstáculo, Y ayúdame también Padre a desgastar mi ser exterior a las que todavía me apego del mundo, para renovar cada día el ser interior que debe pertenecerte completamente para poder ser digno del gozo de seguirte, servirte y caminar siempre en Tu gloriosa presencia.
En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.