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“SU ROSTRO RESPLANDEZCA EN NOSOTROS”

“SU ROSTRO RESPLANDEZCA EN NOSOTROS”

“Dios mío, ¡ten misericordia de nosotros, y bendícenos! ¡Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros”.
(Salmos 67:1)

Este salmo comienza con uno de los anhelos más esenciales de las personas que saben que el caminar con CRISTO es una batalla diaria contra el pecado: el anhelo de recibir la misericordia de DIOS; la certeza de que, en el día de la calamidad, DIOS nos muestre Su bondadoso rostro y no nos dé la espalda. Esta era la petición del salmista en favor del pueblo, y esta es también la realidad de aquellos que hemos experimentado la gracia del evangelio.

El apóstol Pablo declara que es en el evangelio donde hemos recibido esta misericordia; en el evangelio, DIOS, “que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar Su luz en nuestro corazón para que conocié ramos la gloria de DIOS que resplandece en el rostro de CRISTO”.

Es en el rostro de nuestro SALVADOR donde DIOS ha hecho resplandecer Su rostro sobre nosotros y nos ha llenado de toda bendición espiritual en CRISTO. Por lo tanto, la petición del salmista nos ha sido ya otorgada. Por esta razón, al enfrentar como creyente cualquier tipo de aflicción o necesidad, no necesitas vivir en incertidumbre. Por el contrario, tienes la plena certeza de la bendición de DIOS por causa de la obra de JESÚS consumada en la cruz a tu favor; obra que consuma nuestra dicha tal como lo señala el salmos 67 en su versículo 4: Alégrense y gócense las naciones, Porque juzgarás los pueblos con equidad. (Salmos 67:4)

La adoración a DIOS es para la alegría y el gozo de toda la tierra. Finalmente, el versículo 7 de este hermoso Salmo nos anuncia que toda esta bendición busca aquello que es el principio de la sabiduría: el temor de DIOS. Cuando te enfrentes a pruebas y tribulaciones, recuerda siempre que en el evangelio, tienes la certeza de la misericordia y la bendición de DIOS. Y que esta bondad se te ha dado para que todas las naciones conozcan, alaben, y teman a DIOS, y como resultado, se regocijen en Su salvación.

Amado SEÑOR, que el temor a Tu justicia y el compromiso con Tu Palabra, sean las fuentes y principios de la sabiduría que acumule según Tu voluntad, y que con ella sea más digno de conocerte, alabarte y regocijarme en la salvación que sólo proviene de seguirte. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.