Close

“BUSCAR; NO ESCONDERSE”

“BUSCAR; NO ESCONDERSE”

“Oye, oh Señor, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y respóndeme.
Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Señor;
No escondas tu rostro de mí.
No apartes con ira a tu siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, el Señor me recogerá.
Enséñame, oh Señor, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos”.
(Salmos 27:7-11)

Recuerdo que uno de los juegos favoritos de mi niñez eran las escondidas. Aquel juego donde un participante contaba mientras otros buscaban el mejor lugar para esconderse y luego eran rastreados por el niño que contaba hasta ser hallados uno a uno.
Imagina por un momento tratar de escondernos del SEÑOR…Suena ilógico? Podría parecerlo, pero cuando sentimos que hemos pecado, cuando somos conscientes de nuestro error, podría ser esa nuestra primera reacción: intentar buscar el mejor lugar para escondernos de Él, justo como cuando de niños intentábamos por cualquier medio, no ser encontrados.

DIOS conoce donde estamos en cualquier situación.
Y de allí lo importante de buscar de Él, y no tratar por temor alejarnos.

No debemos pasar por alto que en la búsqueda, estamos honrando una de las cosas más maravillosas de nuestra relación con el SEÑOR: Él nunca se cansa de velar por nosotros, de perseguirnos; corremos, nos escondemos, pero constantemente DIOS con su misericordia, procura alcanzarnos.

Incluso las personas más cercanas a nuestro alrededor, familiares, amigos, parejas, pueden fallarnos alguna vez, y por error o de manera inconsciente, traicionar de alguna forma nuestra confianza. Somos seres humanos y en nuestra imperfección tenderemos a errar. No obstante Él SEÑOR nos ofrece otro tipo de relación, una de apoyo mutuo, cuidado y de poner al otro en un lugar de honor en el corazón.

No olvidemos, buscar, seguir y servir con gratitud a CRISTO, honrarlo y glorificarlo, y acercarnos en oración, para así caminar nuevamente junto al SEÑOR, que de forma incondicional, nos ama y cuida en todo momento.

Amado SALVADOR, gracias por amarnos primero y sin condiciones. Obra en nosotros para poderte servir con fidelidad y gratitud. A Ti confíamos nuestras vidas. Gracias por que ante cualquier circunstancia nos has brindado Tu misericordia, Tu compasión, Tu serenidad y Tu paz. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.