“LUZ DEL MUNDO”

“LUZ DEL MUNDO”
“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Tampoco se enciende una lámpara y se pone debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en casa. De la misma manera, que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos”.
(Mateo 5:14-16)
Una mujer, de habilidad natural para la escritura y las letras, agradeciendo al SEÑOR, el don que a través de Él había recibido, le dedico una hermosa poesía a la que tituló “Tú, Luz del Mundo”.
La misma comenzaba con una de hermosa frase la cual decía: “Quiero caminar junto a Ti como un hijo de Tu luz”.
El mundo de hoy se encuentra cubierto por episodios de oscuridad. Guerras, refugiados, enfermedades, violencia, corrupción y una numerosa lista de desconciertos que arropan la vida de muchos, en el miedo y la desesperanza. En ese contexto la única salida, es buscar la luz de DIOS y convertirnos en Su instrumento.
En el pasaje de hoy, vemos como JESÚS utiliza una hermosa metáfora para guiarnos en el camino de convertirnos a través de la luz del SEÑOR, en luz del mundo. Para ello nos indica: 1. Que somos su luz: “Ustedes son la luz del mundo”.
- No debemos esconder nuestro brillo, sino hacerlo visible a todos, para que este sea observado y reflejado en otros:
“Tampoco se enciende una lámpara y se pone debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en casa”.
3. La luz del SEÑOR en nosotros, será el resultado de nuestras buenas obras, conforme a la obediencia de Su Palabra, reflejada en nuestro carácter, actitudes, acciones y testimonios: “De la misma manera, que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos”.
Abramos nuestros ojos para observar cada día la luz del SEÑOR y que ella brille en nosotros. Hagámosla fuerte , cumpliendo Su propósito, obedeciendo Su Palabra y siendo imitadores de DIOS como hijos amados (Efesios 5:1)
Como termina el poema: “Que Tu luz brille en mi corazón, SEÑOR”.
Amado SEÑOR, permíteme seguirte, fortalece mi carácter y lléname de voluntad para ser luz en Tu palabra. Guíame a imitarte como tu hijo amado para que mis buenas obras rindan frutos glorificándote. En el nombre de JESÚS. Amén y Amen.