“DE ABUNDANTE FRUTO”
“A ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”. (Isaías 61:3)
Hemos sido plantados por DIOS para glorificarlo. Plantados por el SEÑOR. En general nunca he tenido la suerte para cultivar plantas en mi hogar; he arruinado cada semilla que he intentado sembrar. No obstante, una amiga Mariela si ha visto crecer con éxito su plantación; en el patio de su casa se alcanzan a ver, varios frutos, hortalizas, y hermosas flores de diferentes colores en abundancia, a partir claro, de su trabajo arduo y dedicación.
De la misma forma en que el cultivo de ella, nuestra vida en fe hacia CRISTO sigue el proceso de desarrollo de cada planta en él. Conforme florecemos, crecemos y damos frutos, somos llamados a glorificar a DIOS. Pero: Cómo lo hacemos? Isaías nos da la respuesta diciéndonos que somos reformados, restaurados y renovados.
Así como es cultivo de requiere del ambiente correcto, en el tiempo correcto, nosotros como cristianos también. Podemos cultivar ese ambiente a través del estudio de la palabra, el acercamiento al SEÑOR mediante la oración, ayudando en nuestra iglesia y en comunión fraternal con cada uno de nuestros hermanos.
Podemos reconstruir ese patrón de restauración y renovación del que nos habla Isaías, con pasos pequeños, que luego se harán más grandes y sólidos.
Somos llamados a glorificar a DIOS y a mostrar a otros mediante nuestro obrar, esa gloria. En cualquier lugar y momento, en el trabajo, en la escuela, en la familia, debemos ser capaces de rendir los maravillosos frutos a los que nos llama el SEÑOR: Amor, compasión y reconciliación.
Amado PADRE, ayúdame en tu gloria a cultivar los frutos que en mí has plantado. Permíteme ser un jardín abundante para ti. Gracias por hacerme objeto para reconstruir, restaurar y renovar toda la creación a mi alrededor. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.