Close

“NI SIQUIERA SOY DIGNO DE SER SU ESCLAVO”

“Yo bautizo con agua a los que se arrepienten de sus pecados y vuelven a Dios, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”.
(Mateo 3:11)

Juan el Bautista era un hombre que se hizo conocer por predicar para que las personas se arrepientan de sus pecados y la gente venía de diferentes ciudades para ser bautizados por él. En su posición podía dejarse dominar por el orgullo y altivez ya que incluso doctos en la ley iban a ver lo que hacía; sin embargo, recordaba cada momento que no era digno y que servía a alguien superior.

“Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano”.
(Mateo 8:6-8)

Se llamaba “Centurión” a un oficial de ejército que tiene a su mando cien soldados, por eso mismo este hombre podría ser prepotente y altivo, sin embargo, demuestra su temor a DIOS al pedirle ayuda y reconoce que no es digno de tenerlo bajo su techo, ni siquiera de estar en su presencia, sabía quién era Él y por esto mismo recibió su milagro.

“Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores”.
(Romanos 5:8)

Estos dos hombres, Juan y el Centurión, tienen algo en común, ambos temen a DIOS porque reconocen que no son dignos, ni merecedores de algo. Nosotros deberíamos estar agradecidos al SEÑOR porque que hemos sido beneficiados en gran manera. Éramos pecadores, no merecíamos ser salvos pero por su gran amor lo somos. No somos dignos de servirle, pero nos da esa oportunidad.

Amado SEÑOR, gracias por habernos elegido y por habermos rescatado. Vivimos para agradarte y servirte con humildad. Gracias porque no somos merecedores pero tu nos da todo. En el nombre de de JESÚS. Amén y Amén.