“PALABRAS DE VIDA ETERNA”
“Entonces, Jesús dijo a los doce: “¿También ustedes quieren irse?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído, y sabemos, que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
(Juan 6:67-69)
Todos enfrentamos situaciones que parecen no tener una salida, que nos angustian y cargan de amargura nuestro corazón. En efecto, muchas circunstancias no sabemos cómo afrontarlas y el desespero nos conduce a tomar decisiones inapropiadas, y fácilmente abandonamos el camino de DIOS.
JESÚS y sus apóstoles se enfrentaron a que muchos de sus seguidores se volvieran atrás, porque no estaban dispuestos a recorrer el camino de JESÚS, aquellos a quienes JESÚS les dio de comer, los sanó, y los liberó de espíritus inmundos, mostraban su gran ingratitud y más aún, uno de ellos lo traicionaría, entregándolo a sus enemigos y es allí cuando JESÚS toca su corazón diciéndoles que si también ellos le darían la espalda; el apóstol Pedro con su plena convicción expresó: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.
Pedro sabía que su SEÑOR tiene el control de toda situación, pues Él tiene el poder, la autoridad y el dominio y sin Él nada podía hacer.
JESÚS tiene la respuesta a cualquier situación, pero la decisión de caminar con Él, o marcharse, depende de nosotros, de cuán grande sea nuestra convicción, de cuanto hayamos vivido sus palabras de vida eterna y cuanto hayamos conocido al CRISTO, el HIJO del DIOS VIVIENTE.
Recordemos, solo JESUCRISTO tiene la respuesta y la solución a nuestros problemas. Él nos ama y está con sus brazos abiertos esperándonos; solo tengamos fe y compromiso firme con JESÚS.
Amado SEÑOR, en ocasiones hemos sido como aquellos discípulos que se volvieron atrás, con ingratitud en el corazón te dimos la espalda, pero hoy volvemos a ti contritos y humillados, reconociendo que sólo Tú tienes palabra de vida, sólo Tú llenas todos los vacíos, y nos guías por caminos de justicia y gratitud. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.