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“QUIÉN SOY YO PARA QUE UN REY MUERA POR MÍ”

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros”.
(Isaías 53:6)

Existía un Rey muy reconocido por su justicia, cuando alguien transgredía la ley en aquel lugar él se encargaba de verificar por sí mismo la inocencia de la persona. Así que aquel que era encontrado culpable recibía un duro castigo, treinta azotes que lo dejaban desmayado o un paso de la muerte.

En una ocasión encontraron a su propia madre transgrediendo la ley y la llevaron delante de él. Después que el Rey se percató de la dura realidad, ordenó llevar a su madre al lugar donde se daban los castigos, quitándose la ropa de la realeza, abrazó a su madre por la espalda y dijo: ¡Azótenla! Los guardias tuvieron que azotar las espadas del rey y todos quedaron sorprendidos por su justicia y amor.

Al igual que la historia, nosotros merecíamos ser castigados por nuestros pecados, pero JESÚS se adelantó, dejó la ropa de la realeza, bajó de su trono y se puso en nuestro lugar.El castigo del pecado lo deberíamos recibir nosotros, pero JESÚS llevó ese castigo por justicia y amor.

“Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites?”
(Hebreos 2:6)

Realmente no merecíamos nada de DIOS, por eso a muchas personas les resulta difícil creer en Él, ya que es difícil asimilar que por voluntad propia JESÚS se ofreció y pagó un precio por nosotros. Ahora que conoces lo que JESÚS hizo por ti y por mi debemos pedirle perdón por los pecados, y darle gracias porque aunque somos hechos de polvo, se acuerda de ti y de mi y nos visita.

Amado SEÑOR, gracias por sacarnos de donde estabamos. Queremos cantar esta hermosa alabanza: Ahora quiero amarte, vivir para agradarte, como tú te entregaste, sin reservas me amaste, así, así quiero Amarte, así quiero Amarte. Gracias por hacerte hijo de hombre para que nosotros seamos hijos de DIOS. En el nombre de de JESÚS. Amén y Amén.