Close

“DOBLAR RODILLAS ANTE DIOS”

“Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”.
(Lucas 22:41-44)

No hay una posición física más aceptable que otra cuando le oramos al SEÑOR, pero sí una disposición y una actitud que le agrada cuando vamos a su presencia: que arrodillemos nuestro corazón, dejando todo orgullo, que vayamos con un corazón arrepentido, porque el SEÑOR no desprecia a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.

Esta humillación, no es el concepto humano de ofensa, sino el de ir con humildad ante DIOS y reconocer nuestra necesidad de Él y nuestro pecado, porque DIOS anhela que doblemos todo orgullo, que lo adoremos con pleno conocimiento de quién es Él, de Su santidad, poder y su gran amor; por esto se revela a sí mismo a través de la Palabra de DIOS, la cual nos va enseñando a reconocerlo en todos nuestros caminos, a no creernos sabios ni entendidos en nuestro propio entendimiento.

Entonces, arrodillarnos ante DIOS se trata de reconocer que:
Él no mira lo que miramos nosotros sino que conoce nuestro corazón
(1 Samuel 16:7)

Y mira nuestra actitud hacia el prójimo, si verdaderamente le hemos perdonado la ofensa
(Mateo 6:14,15)

Si de verdad pedimos con fe (Santiago 1:6)

Y conforme a su voluntad (1 Juan 5:14)

Además, si lo que pedimos es sin egoísmo (Santiago 4:3)

Para que nuestra oración no sea estorbada y si reconocemos con humildad cuando fallamos ante Él
(Lucas 18:9-14)

Luego de este autoexamen, podemos contestar si nos estamos verdaderamente, arrodillando ante DIOS.

Amado SEÑOR, venimos ante ti con corazón contrito y humillado, reconociendo nuestra necesidad de Ti, pero también te pedimos que nos muestres todo aquello que no te agrada de nosotros y nos des la fuerza para dejarlo. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.