“UN PODER ESCONDIDO”
“Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen, para que sean ustedes hijos de su Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Por lo tanto, sean ustedes perfectos, como su Padre que está en los cielos es perfecto”.
(San Mateo 5:44-45)
Amen a sus enemigos, ponga la otra mejilla: a la mayoría de la gente eso le parece una forma muy débil de tratar con alguien que les ocasiona problemas. Pero, a decir verdad, es la manera más poderosa que existe. Es la forma en que JESÚS lo hizo, y sus métodos nunca fallan.
Recuerdas cuándo JESÚS regresó a Nazaret y la gente religiosa estaba enojada con Él y querían arrojarlo desde un despeñadero? Qué sucedió? Él pasó por en medio de ellos, y nadie pudo ponerle la mano encima. En otra ocasión, querían apedrearlo, pero Él no tomó represalias sino que se fue, y nadie pudo tocarlo. Cuando JESÚS pasó por en medio de esa muchedumbre, no tenía temor. Él sabía que ellos no podían hacerle daño porque andaba en el amor de DIOS.
Cuando JESÚS dijo que pusiéramos la otra mejilla, no quiso decir que nos quedáramos quietos para que nos dieran una golpiza. Lo que quiso decir es que debemos quedarnos ahí en amor y en fe, confiando en que el poder de DIOS que acompaña ese amor nos protegerá. O sea, que alguien puede lanzarnos un golpe y no va a tocarnos.
Pero yo no tengo esa clase de amor. Podemos decir.
Sí… lo tenemos. En Romanos 5:5 dice que el amor de DIOS ha sido derramado en el corazón por el ESPÍRITU SANTO. Lo único que necesitamos hacer es tomar la decisión de ser movidos por ese amor, no por nuestros sentimientos.
El amor nunca se extingue, nunca deja de ser. Si andamos en el amor de DIOS, estamos viviendo la clase de vida más poderosa que pueda haber.
Amado SEÑOR, que en medio del rencor o la rabia, encontremos en el amor que nos das, el motivo para perdonar y aceptar a aquellos que nos ha dañado. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.