LA MISERICORDIA DE DIOS ES NUESTRO REFUGIO
“Señor, he oído hablar de tus hechos, y saberlo me llena de temor. Vuelve a actuar, Señor, en estos tiempos; date a conocer en nuestros días, y si te enojas, recuerda que eres compasivo”.
(Habacuc 3:2)
Esta oración de Habacuc es expresada en un momento de dificultad donde DIOS iba a disciplinar a Judá, no fue agradable oír su juicio cuando anunciaba la invasión babilónica sobre su pueblo. El profeta aceptó la voluntad de DIOS, pero de inmediato siente temor y eleva una oración de fe y confianza, pidiendo la ayuda y la misericordia divina. No pidió escapar de la disciplina pues entendía que el pueblo necesitaba una lección por haberse apartado del SEÑOR, pero sí le pide que en medio de esa adversidad avive su obra.
Esto nos debe recordar que DIOS sigue disciplinando con amor esperando que regresemos a Él, cuando por nuestro pecado nos hemos alejado y estamos viviendo sus consecuencias. En medio de la aflicción y la prueba debemos recordar que la misericordia de DIOS es nuestro único refugio. Él está al control de todo y revindicará a los que vuelven su mirada a Él y deciden ser fieles.
Debemos esperar en silencio, pues está actuando en medio de los tiempos.
El cuadro que el profeta presenta en esta porción es de un DIOS verdaderamente glorioso al que clama por misericordia y anuncia que confiará en su cuidado y soberanía. Estamos viviendo tiempos difíciles, de mucha ceguera espiritual, vemos a la humanidad sufriendo por el pecado y por apartarse del SEÑOR.
Debemos como hijos de DIOS clamar por su misericordia y compasión, para que nuevamente manifieste su Poder y nos restaure.
Qué privilegio contar con ese Majestuoso y Santo DIOS que es lento para la ira y grande en misericordia, cuya Gloria trasciende a toda la creación y cuyo carácter nunca cambia porque siempre está dispuesto a perdonar y comenzar de nuevo. Tanto la ira como la misericordia son parte de la naturaleza multiforme de DIOS. Aun cuando le ignoramos y desobedecemos, su amor es inagotable a pesar de nuestras acciones hacia Él.
Amado SEÑOR, por favor mira nuestras vidas y si hay algo que impide obedecerte, derribalo con el Poder de tu Palabra, cualquier pecado que domine el corazón. Aviva Tu Palabra en el corazón, ten misericordia y ayúdanos a estar confiandos, ser fieles y a vivir de acuerdo a Tu voluntad. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.